POR LOS PELOS!!!

1 de julio, el aeropuerto, uno de los mejores días para volar, uno de esos en los que no hay gente, ni famosos, ni aviones por el aire atascadillos... 1 de julio, comienza la aventura, y nunca mejor dicho eso de comienza, porque 1 minuto de respiro y habría sido el jóvenes cooperantes más rápido de la historia, es decir, todo se reduce a que estuvimos a puntito de perder el avión. Tras 1 hora de cola y un poco de colarse llego al mostrador y ¡¡tachán!! mi vuelo estaba cerrado, sí, cerrado, todos dentro y yo fuera, muy fácil de entender me dijo la señorita. Menos mal que Paco, en adelante el gran Paco, reservó mi asiento y conseguí hacer un trueque de sonrisa con esa señorita para que me metiera en el grupo de los privilegiados que volaban a Lima (Perú). Pero viva la discriminación, humanos sí, maletas no... Y aquí se inicia la campaña No Sin Mi Maleta. Una campaña muy dura, todo hay que decirlo, porque en 25 minutos intentar pasar un maletón por el control de policía con una cola que daba cuatro vueltas (y gente muy muy poco comprensiva); sacar todos los liquidos; pinzas y regalos familiares (porque eso no es bienvenido en un avión); encontrar un cartelito que indica tu puerta junto a otro cartelito que avisa que te faltan 22 minutos para llegar a ella; ser los elegidos para el famoso "last call" azafatero y explicar de nuevo la campaña No Sin Mi Maleta antes de atravesar la puerta del avión, junto a una petición de agua por favor... Sí señores y señoras, eso es muy duro!!!! Pero la comunicación existe y todos, humanos y no, llegamos vivitos y coleando a Lima donde nos recogería una gente estupendísima. Claro, a las 22h ya estaba yo soñando con el ceviche que me comería al día siguiente.